lunes, 18 de marzo de 2013

LOS SONIDOS DE MI PUEBLO (TULYEHUALCO), MELCHOR MOLOTLA MOLOTLA


LOS SONIDOS DE MI PUEBLO  (TULYEHUALCO)

MELCHOR MOLOTLA MOLOTLA

Tengo la certeza de ser una persona afortunada de vivir el mundo de mis padres  y el mundo de mis hijos, dos mundos totalmente diferentes.

El mundo de mis padres fue compartido con nosotros sus hijos; su mundo rural fue de campo, donde se escuchaba el canto de las aves, esas pequeñas criaturas que inundaban los cielos limpios y azules de mi pueblo, en contraste con las aguas nítidas y cristalinas de los canales y acequias de las chinampas, rodeada de ahuejotes simulando soldados custodiando a tan preciado legado de nuestros abuelos.
Los sonidos del relincho de los caballos o el trote de estos, mugir de las vacas pidiéndole a su dueño de comer o de tomar agua. Sonidos comunes que prácticamente ya desaparecieron.
Dentro estos sonidos comunes  que generaba nuestras actividades cotidianas; era la ordeña y darles de comer el salvado a las vacas para después sacarlas a pastar, ya sea en la hacienda o en lo de chavarria lo que hoy es la quiahuatla,  era un mundo de ganado el que salía y en el  trayecto por las calles se escuchaba el bramido de las vacas recién paridas buscando a su crió, sobre todo las primerizas  que no sabían como estaba la onda; con estas era una pachanga para ordeñarlas pues no estaban acostumbradas que les jalaran las chichis ¡carajo! Eran mentadas de madre y uno que otro madrazo hasta que por fin las amansabas. Las vacas mas grandes ya sabían y no se tenia problemas en cuanto a la ordeña, pero una que otra ves se les metía el diablo y pateaban hacia enfrente y casi te ponían de sobrero la cubeta de ordeña  o te empezaban a golpear con la cola para molestarte ¡que pinché coraje! por que  a veces te pegaban en la cara y  te la  metían hasta en al boca, pos ni modo madrazo seguro y mentadas de madre por toneladas y deberás no es que fuéramos mal hablados si que nos hicieron que fuéramos así.

Nuestras madres en la cocina atizándole al tlecuilt muy apuradas para calentar la comida o hacerla para los que se iban al campo o a la escuela por la mañana.
Nuestro desayunado y comida era en base a lo que se producía: leche, carne, el maíz en su diferentes formas, en tlaxcales, hitacates mezclados con nata, atole, pinole con azúcar, quesadillas con flor de calabaza o de huitlacoche, requesón, calostros(leche tierna), etc., etc., no faltaba los frijoles en todas su formas, con calabacitas, molidos con sus respectivo epazote, en algunas ocasiones con nopalitos o con tunitas o con xoconostles, los  amanehuas; los frijoles amanehuas era fríjol tierno recién cosechado del cerro.
Imagínense  con unas tortillas a mano recién salidas del comal y acompañado con unas rajas de chile fritas o un chile molcajeteado. ¡Me cay eso si era comer!
El sonido de la leña quemándose, el grito de nuestra madre pidiendo mas leña, o el grito dense prisa que ya es tarde para ir a la escuela y no han terminado de atender las vacas.
Por las tardes todo un poco mas tranquilo nuestras madres nos llamaban para comer y como en ese tiempo cada familia tenia mínimo cinco hijos, nos sentaban alrededor del tlecuitl  para que cada uno de nosotros tomara las tortillas que nos comeríamos, pero ¡ahí! ¡Ahí! Estaba el problema el comal no nos daba abasto y eran unas pinches  peleaderas de la rechingada, pero al final nuestras madres sabían cuanto comía cada uno de nosotros, y alcanzaba para todos.
Después de terminar nuestros labores,  salíamos  a jugar; salíamos y entrábamos de las casas de los vecinos, no había ninguna restricción, ¡éramos libres!.
Dentro de estos juegos estaba el frontón; no había pared que no acusara las huellas de las pelotas y las calles se convertían en canchas de fut bool.
Ya por las noches después de hacer la tarea ¡ha! escuchar tu programa favorito de radio . La radio te trasportaba al mundo de la imaginación y en un abrir y cerrar los ojos  estabas en la selva, en los ríos, en las  montañas. Escuchabas  el ruido de la lluvia, los gritos de peligro, el aullar de un coyote, el sonido del disparo de una arma de fuego y todo era alrededor de ese aparatito.  Se formaba un ambiente de suspenso entre las personas que lo escuchábamos.
Los programas mas populares de la radio, Kaliman, Cucho el roto, Profirió Cadena el ojo de vidrio, Programas musicales, el rock en español, y un chingo de anuncios comerciales.  

ENTRA LA TELEVISION:
Pocas familias podían darse el lujo de tener un aparatito de esos, era caro,  en consecuencia pocas televisiones había en el pueblo y para verlas teníamos que ir con Doña Maria la Cucurucha o con Doña Aurelia Mendoza esposa de Félix Mundo. El costo de la entrada a la tele era de 20 centavos ¡de aquellos tiempos!
Algo que no puedo dejar de escribir.: fue cuando mi  abuela compro su televisión, “Blanco y negro” de bulbos ¡como los radios!, con tecnología de punta ¡que maravilla!, para nosotros era un aparato muy novedoso. Recuerdo que los técnicos la instalaron y le comentaron que debería probar la televisión y  si le gustaba o no,  mi abuela muy cuidadosa con el fabuloso aparato, no nos dejaba pasarle a otro canal, puesto que tendrían que llegar los técnicos a enseñarnos como se hacia. ! Que cosas no!
Los programas mas vistos fueron  “Eran tres de caballería, en el viejo Oeste Americano”, “Rin tin tin, perro soldado y su dueño Rosty”, “El llanero solitario y su fiel amigo Toro”. “La Ley del Revolver con el peculiar Chester”, “Los locos Adams con el tío cosa y el amo de llaves, Largo,” “Hechizada hermosa mujer y sus travesuras de bruja buena”, “Mister Ed, el caballo que habla”, “Lassie no se si se escriba así, en la granja”.
La tecnología electronica entro a mi pueblo a mi barrio y cambio poco a poco nuestro modos vivendus
El cine de Tulyehualco también llamado el de la viga;
Su nombre  es debido que en lugar de butacas como asientos  eran vigas descansadas en troncos de árboles !Ha! y eso no es todo, el cine tenia un altavoz  en frente  junto a la pantalla, del lado derecho a la vista de todos y  cada ocasión que se rompía la cinta ¡si la cinta!,   ¡aunque ustedes no lo crean!, y después venían los chiflidos, gritos y pedradas a  la bocina y mentadas de madre. ¡Creo que era parte del folklore!
El cine se encontraba en Av. La paz entre Josefa Ortiz de Domínguez e Ignacio Zaragoza, ahora casa de la familia de Don Pepe Villarruel, era una casa semi derruida, con una construccion vastante antigua, hecha de cal y canto, a un  lado de esta  estaba el local casi al aire libre, su techo de laminas de metal y piso de tierra, el proyector estaba en la parte tracera  de la sala sobre un árbol  en una pequeña cabaña tipo tarzan (Arroz) y de pantalla un aplanado de yeso sucio con excremento de mosca..
Para promocionar el cine pegaban cartelones en todos los postes de pueblo, también utilizaban una camioneta armada con un altavoz anunciado películas en todos los pueblos Otra forma de promover el cine  fue en el propio cine ¡ahí! se colocaba un altavoz arriba de la casa, pero dentro de estos anuncios no faltaba quien se pusiera a cantar como el Pedro “el pica piedra” que demostraba sus dotes de cantante.
Principalmente se exhibían películas relacionadas al campo mexicano, las del Santo o de terror. ¡Cuando eran de terror mi amigo! ¡No masques! para regresar a casa habría que chigarse, por que el pueblo tenia un piche foquito en cada esquina, las paredes de las casas eran muy altas, y las leyendas de espanto del pueblo, formaban un ambiente cabrón sobre todo para mi que tenia que pasar por algunas casas abandonadas, coma el molino de aceite de olivo, el callejón de los palacios, que estaba muy obscuro y el foquito de la esquina de mi casa que no alumbraba ni madres ¡que miedo! Pero eso si a otro día presumiendo de que fui a ver la película  ¡que chingón no!

El sonido del reloj del pueblo, tenia o tiene  ¿no se? Cuatro tamaños de campana, la mas grande marcaba la hora y las restantes eran para marcar los 45, 30, 15, minutos,  cada campana tenia su rol, dependiendo el tamaño de esta, la mas grande tenia un sonido mas fuerte que las demás y la de 45 minutos su sonido era menor y así hasta llegar hasta los 15 minutos.
En ese tiempo no  todos contábamos con un reloj en casa, no  como ahora que dizque digitales con muchos sonidos y hasta con todo tipo música.
En Tulyehualco toda la población escolar tenia muy presente tres sonidos; el del reloj que siempre estaba adelantado con 5 minutos, creo que subdelegado y que ahora se le llama coordinador territorial adelantaba el reloj, para que todos nos diéramos prisa al sonido de de las campanas,  el segundo sonido aun mas fuerte era el escape de la chimenea  de la empresa INTECOMSA. Prácticamente era la segunda llamada a clases, y chinge a su madre, todos corriendo, era una boruca en las calles encabronada, las  madres jalando a los hijos para que no llegar tarde a sus clases. A veces con un baño ranchero con olor  a vaca y descalzos por que no había pa mas.
El tercer sonido era ya dentro de la escuela, ese sonido, era la campana que mas que campana era un tubo de fierro, que don panchito tocaba con una martillo, pero ! ahora si¡ ya nadie podía entrar a las filas de cada grupo, por que ya se iba hacer la ceremonia y honores a la bandera y no se podía interrumpir ese acto cívico, en donde se tocaba el himno nacional y se pasea la bandera, dentro de este acto había recitaciones y palabras del director haciendo alusión a la patria.
Don Panchito como todos lo conocíamos era un señor alto de unos 65 años de edad, bonachón,  muy fuerte, impactaba su corpulencia, pero bondadoso, en contraste con el director  don benito caballero hombre serio atento y caballeroso impulsor de la educación en Tulyehualco.
 Algo que no olvido son los chiflidos:
Sonidos peculiares guturales: cada familia tenía su propio chiflido, era una forma de comunicación común dentro de nuestro pueblo.
 ¡Pero como nadie! Tulyehualco tiene  un chiflido en  común que se esta perdiendo en el tiempo, chiflido  que nos identifica en cualquier parte del mundo,  hasta en china, como cuando el equipo de Tulyehualco piso las canchas de ese remoto país.  
En los encuentros  de fut bool., era una pieza fundamental e importante de comunicación, hasta los cronistas de fut bool  hacían comentarios sobre  este fenómeno.

El chiflido fue pieza fundamental para los novios,
Cuando tú ibas a ver a tu chica lo primero que hacías era chiflarle para que ella supiera que tú estabas ahí.
Tú como novio tenias que inventar un chiflido que te identificara que eras tú, para que ella saliera sin error.
Ahora chiflarle a una novia es una mentada de madre, o le hablas por celular o chateas en computadora o simplemente por el teléfono de casa.
Estos son los sonidos de las actividades cotidianas de un pueblo rural típico, de aquellos años en donde no había carros, carros y más carros, que nos han facilitado nuestras vidas pero que han limitado nuestra libertad cotidiana. Ya no hay el grito en las calles de gool  o el tanteo de vamos 2 a 1, sale bola, o el ya me robaste un tanto.
Ahora para practicar cualquier activadas física debemos acudir a  lugares especiales, encerrados. Se perdió el barrio y sus sonidos ancestrales.
El barrio era nuestro como lo fue de la palomilla (grupo de jóvenes de la época de nuestros padres).
El barrio era identificación, convivencia y después  nuestro pueblo como nuestra matria  que los vio y  nos vio nacer, crecer y morir.



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